La función de un buen par de lentes para sol es la de proteger nuestros ojos, no sólo de la brillantez de las luces, sino también la de evitar que el aire incida directamente sobre ellos evitando resequedad y mucho más pero, ¿qué pasa si no son de buena calidad?
Por lo general cuando compramos lentes para sol lo primero en lo que nos fijamos es que tengan una linda estética, que estén a la moda y la marca, pero muy pocas veces nos preguntamos acerca de la calidad de los materiales de las micas y si éstas tienen o no protección UV.
Resulta que al no fijarnos en estos puntos, lo más probable es que en vez de cuidar nuestra visión la estemos dañando. Ahora te decimos por qué:
Nuestros ojos tienen un mecanismo natural con el cual, al incidir la luz en la pupila, ésta se cierra de forma automática evitando que los rayos UV penetren totalmente dentro del ojo, pero cuando usamos lentes para sol el ojo se engaña y deja de usar ese mecanismo de protección, por lo que pasa la totalidad de los rayos ultravioleta sin darnos cuenta.
Esto resulta ser peligroso ya que puede incrementar la pérdida de la visión de manera sistemática.
Por otro lado, la calidad de estas micas deja mucho que desear y provoca mala visión debido a las pequeñas burbujas o rayones que tienen estos lentes.
Lo más complicado viene cuando el uso es cotidiano pues pueden aparecer quemaduras en la córnea, aumento de enfermedades degenerativas como la degeneración macular asociada a la edad, la aparición o desarrollo de pterigión y enfermedades de la conjuntiva.
La recomendación es que siempre utilice lentes para sol originales y adquiridos en un lugar reconocido, en donde le garanticen que tengan un buen filtro para rayos ultravioletas (UV).
Finalmente procure aplicar su graduación a las micas y siempre busque lo mejor para el cuidado de sus ojos.